Dieciocho (casi)

Estoy en un punto en mi vida en el que miro atrás, y me doy cuenta de que lo que hoy son recuerdos fueron ayeres. He tenido momentos malos, buenos y peores . Pero siempre (siempre) me he quedado con lo mejor  de todos esos años. Ahora, me tumbo en la cama para reflexionar, mirando al techo y pensando si todo lo que he vivido ha merecido la pena...
Sinceramente yo creo que sí. Cada momento es tiempo de aprender,porque hay lecciones que sólo entran con sangre,sudor y lágrimas. Aprender que antes de un llanto vino una risa, que aquellas amistades que iban a ser para siempre quizás no pudieron serlo, de las salidas y las risas, de aquellos sueños, de las peleas, las reconciliaciones, de las canciones que nos emocionaron . De que tu familia no es de película , que hay muchas historias después de cada sonrisa falsa de la cena de nochebuena. Son cosas que en el momento no aprecie tanto como con el tiempo.
Creo que no pienso dejar que todo lo malo que he vivido me atormente, porque lo que vivimos no se va a repetir , gracias a todo lo que he sufrido he aprendido a ser quien soy y a día de hoy no me cambiaría por nadie. Por esto te digo que quieras cuando tengas a quien querer, que llores cuando tengas motivos para hacerlo, que rias cuando seas feliz, que saltes cuando haya un charco, que te mojes en la lluvia, que le saques una sonrisa a la gente, que abraces, perdones, ayudes a quien lo necesite, que hagas reir al que este triste, que grites, abras nuevas puertas y aceptes que otras se cierran, que la gente cambia y la oportunidades... vuelan.