viernes, 7 de octubre de 2011

Para que veas lo buena tía que soy ...

Tengo tiempo mientras vienen a recogerme las chicas, así que voy a matarlo escribiéndote para recordarte lo buena tía que soy y la suerte que tienes por haberme encontrado;

-Te perdoné cuando me enteré de que preferías “Futurama” a “Los Simpsons” (empiezo por lo importante de verdad, como ves), aunque es cierto que también lo hice porque simpre me dejas comer de tu helado cuando ya he acabado el mío y, de alguna manera, te tenía que agradecer ese gesto, teniendo en cuenta que yo jamás te dejo coger de mi postre. El tema referente a que no has visto todos los capítulos de “Friends” no lo llevo bien, no te voy a engañar. No sé qué clase de persona puede haber crecido sin un referente como Chandler. Pero mira, fui tan buena tía que te di el beneficio de la duda. Porque soy buena y porque tienes barba. A ti siempre te ha parecido un motivo de mierda, lo noto en tu mirada... pero prefieres callarte porque si me contestas la discusión se eterniza. Siempre has sido muy listo, por eso no me cuadra que seas fan de Apple.

-No me importa que ronques, aunque me despiertes. Yo no me hubiera despertado ni en la orilla de Normandía el día D, imagina cómo serán tus ronquidos. Pero que no, que no me importa, porque sabes que cojo el sueño rápido de nuevo. Por eso y porque roncas gracioso... aunque sobre todo es porque, a veces, paras de roncar para hablar entre sueños y me haces reír. Es difícil hacer reír a alguien incluso cuando duermes. Me da tanta rabia que duermas bonito... yo no duermo bonito, no tengo tu suerte (lo sé porque una vez me vi en un vídeo que grabó mi hermana con el móvil. Hija de puta. Yo había amanecido dormida en el porche, sobre la manta del perro; aún estaba borracha cuando me desperté. No, no te voy a enseñar ese vídeo, demasiado que te cuento que existe... en mi defensa diré que vale, que llegué a casa borracha, -eso le pasa a cualquiera-, sin embargo mi primera intención fue darle un beso de buenas noches al perro y luego ir a mi habitación... pero es que era verano y hacía mucho calor y allí él estaba tan fresquito... vamos que terminé echando al animalito de su sitio para quedarme yo. Bueno, tú te callas que tus cogorzas son también de pronóstico reservado).

-Recuerda también aquella vez que fui tan magnánima y te perdoné aquel desgraciado día en el que me dijiste que Ismael Serrano te aburría. Ninguno de los dos queremos recordar ese día, ¿verdad? Te perdono, pero ojo, no lo olvido. Entiende que haya perdido un poco la confianza en ti. Es normal que te dejara en ese instante, yo sé que algún día lo entederás. Regalarte aquel CD con la canción de él cantando en bucle “Instrucciones para salvar el odio eternamente” fue sólo algo simbólico, para cargar de razón mi acto. Pero no te quejes, que luego accedí a volver contigo, ¿no?

-Y mira si soy buena tía que nunca te he reprochado que seas del Madrid. Me duele, no te voy a engañar, porque me duele, pero no te lo recrimino. Ahora, que con una condición; no me vuelvas a decir que Laudrup jugaba mejor cuando estaba en el Madrid que cuando estaba en el Barça. Por ahí no voy a pasar, sabes que las expresiones que empiezan por “Laudrup jugaba mejor...”, “Qué paciencia tengo contigo...” y “Mi madre dice que...” están prohibidas en nuestra relación.


Ya sé que tú tampoco eres mal tío, que aguantas estoicamente cuando te describo, con pelos y señales, cada libro que me estoy leyendo y que no te importa que los inutilice y te cuente los finales también. Y sí, me gusta que me consueles cuando los finales son tristes y lloro. Y no, no me importa que después te rías de mí por haber llorado. Sobre todo porque eso me da vía libre para reírme de ti cuando me dices cosas cursis como “te quiero tanto que creo que me puedo hasta morir”. Es un toma y daca. Tú te ríes cuando yo lloro y yo me río cuando te crees que esto es “El Diario de Noa”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario