- Buenas noches a todos, queridos miembros de
este, nuestro cuerpo -decía desde su estrado en el centro del pecho, y con la
sonoridad de la caja torácica - Vengo a hablaros de una persona.
- ¿Qué
persona dices? -preguntaba el cerebro, que buscaba en su base de datos.
- Es una
mujer, una dama que me tiene cohibido desde el primer día -respondía el
corazón, con un suspiro.
- ¿La he
tocado? -preguntaron las manos, que se frotaban entre ellas
- ¿La he
mirado? -querían saber los ojos, que parpadeaban incrédulos
- ¿Cómo
era su voz? -los oídos cotillearon lo que decía
- ¿A qué
olía su perfume? -con su voz nasal, la nariz hizo acto de presencia
-
¡Seguro que sabía muy bien! -la lengua resbaló por la boca, chapoteando entre
la saliva
- ¡Y
seguro que yo...!
- No,
pene -dijeron el corazón y la cabeza al unísono -no te metas en esto.
- Qué
irónico, hace mucho que no me meto en ningún sitio... ¿verdad, manos?
-respondió éste.
- Lo que
quiero decir -respondió Corazón, antes que las manos siguieran el juego - es
que esta mujer es diferente a las demás. Me ha causado una especial conmoción,
me ha producido un latido diferente.
- Pero
Corazón -respondió Cerebro, que ya tenía localizada la imagen en su gran
pantalla - ¿cómo una persona así puede hacerte sentir diferente? Demonios,
piensa en Susana, recuerda el dolor que todos nosotros tuvimos que soportar durante
tanto tiempo...
- Si, la
recuerdo... -Corazón entonces pareció melancólico - y por eso sé que esta vez
es distinto.
-
Contrastemos los hechos -dijo Cerebro, evaluando la situación - Vino, alteró al
sistema nervioso con su dulce cerveza y se largó cuando tenía al pobre pene
pidiendo a gritos una explicación
- ¡Aún
me duele todo el cuerpo! -protestó el pene - ¿Sabéis lo que es estar en plena
actividad durante tanto tiempo? ¡Cerebro! ¿En qué cojones estabas pensando para
tenerme así?
- No
precisamente en cojones pensaba yo -decía Cerebro -Era cosa de la influencia
del Señor Corazón.
- Ah,
ahora échame las culpas a mi -replicó el Corazón, enfadado
- ¿Quién
es el romántico aquí, eh? ¿Los pies?
- A mí
no me miréis, estoy en el culo del mundo -dijeron los pies, descalzos en la
cama
-
¿Disculpa? ¿Tienes algún problema conmigo?
-
¿Queréis dejar de discutir? -gritó Cerebro, respondiendo al culo, que se
apretaba amenazante.
- Dejad
a esa chica y miradme a mi, estoy siempre en el centro de todo...
- ¿Ese
se cree el ombligo del mundo? -dijeron las desafiantes rodillas desde su
posición
- ¡Es
que es el ombligo, imbécil! -gritaron los pulmones con todo su aire.
- Bueno,
¡basta ya! - el Cerebro, con autoridad plenipotentaria, lanzó un aviso a todas
las partes del cuerpo, que calmaron su acalorada discusión - Tenemos un asunto
pendiente y no veo que estéis poniendo de vuestra parte para remediarlo.
Corazón ha sentido algo especial, y el resto tenemos que ponernos de acuerdo.
¿Qué opináis al respecto de Sara, la chica del otro día?
- A mí
me sentó su visita como una patada -dijo el hígado, resentido
- Yo aún
recuerdo sus ataques -dijeron las costillas
- Pero
yo si recuerdo su voz... Y me encanta -dijeron los oídos.
- No
podemos opinar que sea un bellezón, Cerebro -dijeron los ojos - pero si es
cierto que nos resulta curioso poder mirarla. Tiene un algo que nos atrae.
- ¡Olía
a frambuesa! -dijo la nariz, aleteando
-
Desprendía un calor especial -dijo la piel, erizando el vello por el recuerdo
-y su piel era suave. ¿Verdad, manos?
- Si,
era muy suave... -las manos se posaron sobre el Corazón, que aún latía de forma
extraña, acelerada.
-
Corazón... -Cerebro parecía preocupado - ¿qué piensas de todo esto?
-
Cerebro -dijo, cuando todos se silenciaron para escuchar las palabras del líder
sentimental - creo que tengo una noticia que darte.
-
Adelante.
- Estamos enamorados.
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