jueves, 1 de diciembre de 2011

La extraña soy yo

El ser humano es un ser curioso. Tendemos a querer, a desear, todo aquello que no tenemos. En la mayoría de ocasiones es un deseo que viene acentuado por un " retoque" inconsciente que hace nuestra memoria de los hechos en sí. Nos tomamos los noes como retos , cuando en realidad no lo son. Recordamos historias, episodios vividos con anterioridad, y los envolvemos de un halo invisible de dulzura, diversión y conexión casi mística. Nos traicionamos a nosotros mismos deformando el pasado, para vivir en esa nostalgia en la que tan cómodos nos sentimos. Nos cuesta liberarnos del pasado. Y si fue un pasado ligado al amor, más. Porque en cada historia de amor perdemos un trocito de inocencia, un trocito de corazón, que maduró y cayó con esa historia, como si de una fruta se tratara.

Cada uno vive el amor de una manera muy diferente, pero todos lo vivimos, aunque no queramos. Por más precauciones que uno tome, ahí está. Como una visita indeseada, como ese constipado que llega cuando disfrutamos del verano. 
Yo ideé todo un modus operandi. Uno perfecto, uno para el que no cabe el error ni la duda: cortar todo nexo o lazo que pueda unirme a esa persona. Pero se me olvidó, que el amor no es de uno. El amor es cosa de dos. Si el otro sujeto se acerca a tu corazón, y dejas que entre, ya no hay nada que hacer. Nada. A parte de santiguarse, encomendarse a todos los santos o demonios que conozcas, y tirar para alante
 Y si sale bien, queridos, cuidadlo... Las cosas no funcionan nunca solas , necesitan tiempo , cariño y dedicación . 

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