domingo, 4 de mayo de 2014

Carta a todos mis fracasos.

Día tras día me habéis hecho pequeña, habéis susurrado muy bajito en mi oído "no te ilusiones sufrirás", "no te muestres vulnerable, te harán daño" "no sueltes las riendas, debes ser tu quien asuma el control de la situación". Día tras día me habéis presionado, me habéis hecho perder, me habéis convertido en lo que nunca quise ser. Habéis dejado que el orgullo siempre gane la partida, cuando todos sabemos que no debería ser así. Sin darme cuenta me he sumergido en una espiral de odio, de sentirme incapaz, de aparentar lo que no soy. Hoy, precisamente hoy, me he dado cuenta de que me he tornado en todo lo que nunca quise ser. Y hoy, precisamente hoy, grito ¡BASTA! He hablado mal a mi familia, a mis amigos, incluso a la que era mi pareja. He tratado mal a las personas más importantes en mi vida, a las que siempre me han tendido su mano cuando la he necesitado, y lo único que siento hacia mí ahora mismo es asco y pena. He cargado sobre mis hombros el peso de la culpa, de las opiniones de los demás y sobre todo, de todos y cada uno de mis fracasos. Hoy me perdono. Si, me perdono. Me perdono a mi misma, me absuelvo de todos mis pecados, porque no puedo cargar mas con todo su peso sobre mis hombros. Me perdono porque quiero que todos a los que he herido alguna vez me perdonen. Porque quiero que vean que soy mucho más de lo que he mostrado, porque quiero que se sientan orgullosos de formar parte de mi vida y que no la abandonen nunca.  Hoy, quiero volver a ser la persona que era. La que no desconfiaba de todo el mundo, la que siempre estaba ahí para los demás, la que sonreía y soñaba más despierta que dormida.
Hoy, fracasos, os digo adiós. Os cierro la puerta, y tiro la llave a lo más profundo de un volcán.
No dejaré JAMÁS que volváis a sacar mi lado oscuro, reduciendo a cenizas todo mi ser.

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